Dado que yo estoy en Paro –como otros casi cinco millones de españolitos de a pie- la idea inicial era no llevarle al cole hasta que no fuera obligatorio. Sin embargo, fue tal la insistencia de Sergio en que quería ir al cole con otros niños, tal su melancolía cuando los veía a través de las vallas del recreo, que cambiamos nuestros planes. Y así ha empezado a acudir unas horas por la mañana a la guardería.
Han pasado tres días y ahora mismo me planteo si ha sido o no una buena idea. Os juro que apenas reconozco a mi hijo. Esta permanentemente alterado, nervioso, no reconoce las normas que en casa ya tenía bien aprendidas y no reacciona ante el rincón de pensar (que tan buenos resultados nos había dado hasta ahora). Sin ir más lejos, esta misma mañana mientras desayunaba, ha tenido una rabieta monumental con gritos y puñetazos a mama. Algo que NUNCA, NUNCA antes había hecho.
Imagino que se trata de una alteración producida por el cambio de rutina aunque en otras ocasiones ha estado sometido a cambios aún más bruscos en las rutinas y jamás había reaccionado así.
Lo peor de todo es que no tengo ni idea de cómo enfrentarme a ella. Cuando llega a casa, intento que se tranquilice haciendo cosas calmadas y concentrándole en actividades cotidianas (restaurando la rutina) pero no hay forma.
En fin, que se aceptan comentarios y sugerencias de los que vais por delante en este complejo camino que es la maternidad/paternidad adoptiva. Ayuda, por favor, chic@s.