Desmitificando el primer encuentro (I)


El próximo 25 de noviembre, se cumple el primer aniversario del momento en el que puse cara a mi hijo, en que pude estrecharlo por primera vez entre mis brazos después de tantos años de esperas, papeles, luchas y sueños. Para mí es, junto con el veredicto del juicio, el momento más maravilloso que he vivido jamás. Y, sin embargo, no se pareció en nada a lo que tantas veces sueñas que ocurrirá. Por eso quiero compartirlo con vosotros, con los que aún no habéis viajado y con los que habéis ido a asignación y habéis experimentado alguno de estos sentimientos (lo que, probablemente, os haya hecho sentiros los peores padres del mundo).
Nosotros llegamos bien temprano al Ministerio de Educación de Novosibirsk, que es quien gestiona la base de niños adoptables.
Durante los 15 meses de espera desde que nos asignaron la región, nunca había podido entrar a ver las fotos de los niños adoptables, hasta sólo un par de semanas antes. Una amiga mía la miraba prácticamente todos los días y eso la servía de apoyo. Yo nunca quise hacerlo hasta que, dos semanas antes de viajar nosotros, les dieron asignación a unos amigos y entré a buscar la foto de su hijo. Quizás fuera coincidencia, quizás el destino (cada uno que crea lo que mejor le parezca). El caso es que, sólo dos fotos me llamaron la atención. Las de dos niños. Uno, porque era auténticamente precioso. Otro, porque tenía los ojos más lindos pero más tristes que he visto jamás.
En fin. Aquel 25 de noviembre, entramos en el despacho de la Señora Olga, y nos sentamos ante la mirada de esa mujer, que parecía tan seria y adusta. El corazón, brincando en el pecho. Aguantamos estoicamente la parrafada oficial de entrada ("Están Ustedes en el Ministerio... bla,bla,bla) y el interrogatorio pertinente sobre nuestras profesiones, trabajos, familia, casa...
Finalmente, la funcionaria nos dio su parabién, relajó el gesto y, mucho más simpática, dijo que iba a hablarnos del menor. Abrió la ficha del niño en su ordenador y dio la vuelta a la pantalla para que pudiéramos ver la foto. Casi me caigo de espaldas cuando vi la imagen de aquel niño triste que me había llamado la atención en la base de datos. ¡¡Ese iba a ser mi hijo!!
Comenzó la lectura del informe social y las patologías más graves, que son los datos que tienen en el Ministerio. La verdad es que vas preparado para escuchar tales barbaridades que, aunque lo que te cuentan, analizado fríamente, puede ser muy crudo o difícil de asumir, a ti te suena lejano. Intentas seguir los consejos de la ECAI y de los médicos expertos en adopción que has consultado (en nuestro caso, el doctor Lirio, al que habíamos contratado para hacer la valoración pre-adoptiva), tomar nota de todo, pero los datos se hacen irrelevantes frente a esas ganas de ir a ver su carita, a conocer el lugar donde vive, a abrazarle por primera vez. Así que, en serio, si os dejan grabar la lectura de la información no perdáis la oportunidad. Hay muchos datos que luego, ya en el hotel o el apartamento, querréis volver a valorar.
Al acabar la lectura nos preguntaron si queríamos conocer al menor. ¡¡Pues claro que sí!! ¡¡Es lo que llevamos años esperando!!. Cuando nos vio mover la cabeza tan vehementes y llenos de emoción, la funcionaria no pudo menos que sonreír. Muestra de que la habíamos enternecido es que, mientras firmaba los papeles para que pudiéramos ir inmediatamente a hacer la visita a la casa cuna, nos dijo que podíamos, si queríamos, hacer una foto a la pantalla de su ordenador y así tener un recuerdo de la primera imagen que vimos de nuestro hijo.

Con el permiso en la mano, vuelta al coche y camino hacia la casa cuna número 2 de Novosibirsk. Pero esa parte me la reservo para el próximo post.

2 comentarios:

  1. Me encanta esta entrada y ya espero la segunda parte, jejeje... que impaciente soy!!!
    Besotes

    ResponderEliminar
  2. ¡Chica eso está más interesante que la novela de la sobremesa!espero el segundo capítulo.Besitos

    ResponderEliminar